A. FISONOMÍA.
Esta casa de la calle San Juan, marcada con el nº 47 y que hace esquina con el Callejón del Carmen, y a sus espaldas el antiguo Hospital de la Madre Ignacia , se identifica rápidamente por su estilo y personalidad propia. Se describe registralmente como “..de construcción moderna formada de piso bajo y principal, mirador, cochera cuadra y jardín tiene una extensión de 1.495 metros cuadrados”(1890).
Con tres solares, se da a la casa una fisonomía unitaria en 1862, fecha inserta en la cancela. Su estilo isabelino no es más que el recargamiento del estilo neoclásico, propio de principios del siglo XIX. Está lejos en fecha y forma del neoclasicismo de las portadas gemelas del convento de Madre de Dios (1816, del arquitecto Benjumeda) o del edificio de la antigua Aduana de Bonanza (1832). En cualquier caso, única en Sanlúcar. Se percibe más la linea curva que la recta y se ausentan los espacios vanos amplios y lisos, pues todos sus huecos están apretados y muy ornamentados. Descansa la vistamás en la bodega y su piso alto que en la propia vivienda, esquinada hasta el Callejón.
Para mayor claridad descriptiva vamos a dividir la casa en dos partes. La fachada principal: bodega-cochera, y casa habitación; más la fachada lateral del Callejón.
La bodega y cochera en la planta baja se abre al exterior con dos grandes puerta de medio punto, la primera cegada desde la imposta, y la segunda se abre al interior como un apeadero de carruajes, en cuyo lado derecho se alinean varias columnas de mármol. La segunda planta, separada de la primera por una cenefa de distintas molduras, presenta una balconada con dos puertas; sobre una bandeja, con varias galletas, corrida sostenida por cuatro ménsulas trapezoidales amarillas, todo y coronado por un arco escarzano de moldura. La azotea que unifica la casa se jalona con un cornisa moldurada y con un pretil de pilar más barandilla, desde donde asoman varias gárgolas.
La casa-habitación unida a la anterior, tiene señalada su separación por pilastras de distinto orden (las superiores son cajeadas, y las inferiores acanaladas). En el bajo: cierro, ventanita alta de medio punto, portada principal ( con espléndidas puertas y aldabones de bronce figurando dos manos estilizadas con bolas, hoy sustituidas por otras), ventanita y cierro -con moldura sobre ambas; todos sus huecos se enmarcan con suaves molduras apilastrada de orden clásico. El segundo piso ofrece un cierro; una balconada de barandilla y pasamano, con dos vuelos diferentes, siendo el central el más amplio ( repisa con cuatro ménsulas en roleos con acantos, también de distinto volumen los centrales), y con tres puertas de medio punto, sobre éstas una cenefa con soles y un moldurón; y de nuevo otro cierro.
El lado del Callejón ofrece casi el mismo esquema compositivo: Bajo, cierro+ventana+cierro+ventana+cierro; Alto; cierro+cierro+ balconada+cierro+cierro. A este ala lateral de la casa se adhiere el jardín, encerrado en un muro con varios huecos y puerta de magnífico herraje, desde donde sobresalía una araucaria. Está coronado con un falso pretil de material.
La carpintería es copiosa y elaborada. Las puertas de los balcones son triples: una de librillos, otra palilleada con cristales y moldurillas en el ático de la puerta, y medios puntos también de palillería; más contrapuertas. Las cajas de los cierros, asentada sobre balcón de hierro fundido, con el mismo palilleado que la anterior, pero con ángulos curvos; el peinazo del su ático esta decorado con taraceas. Como el herraje estan pintados en verde por el exterior.
El herraje ricamente ornamentado y variado. La ventanitas de abajo forman un entramado de hierro unido por macollas casi cúbicas, y el medio punto con barrotes radiales y macollas. Los balcones como los cierros se aseguran con un herraje: sus barrotes se abrazan con varios anillos, el nudo es mas grueso y torneado; está pegado a la repisa con pie de basa y bola.
La casa-puerta ya avisa del lujo de la casa isabelina. Un cajón espacioso con suelo a dos niveles. El primero a ras de la calle se asola con mármoles verdes y blancos y zócalo verde. Al segundo nivel se asciende por una escalera centrada y alineada con la cancela; con tres peldaños de mármol y protegidos con barandilla de flejes -a juego con la cancela- y pasamanos que se prolongan en ángulo recto hasta las paredes. La pre-cancela sobre rellano. Y en el se alza un arco triunfal terminados en dinteles: sobre columnas pareadas de mármol verde, cuyo capitel y basa son blancos; y descansan en basamento blanco con molduras marmóreas verdes en la tapa y pie. El extradós del arco se remata con cordón. Las enjutas del medio punto están rellenas de relieves de yeso y encuadrado en un alfiz moldurado de yeso. A partir de la primera cincha y hasta el techo raso: tres frisos con yeserías, y en el del primero una cabeza de león de mármol. Igualmente el extradós que mira al patio ofrece una rica decoración de yesería.
En el intradós del arco y jambas: la cancela. Su estructura portante forjada, y entramado en forja de fleje, propio del isabelino.
El patio de cuatro galerías con columnas de mármol: cuatro formando arcadas apaineladas sobre columnas de mármol. La del fondo queda ocupada en su mitad por la gran escalera, (bajo de la crujía trasera). Su frente con danza de seis arcos, los extemos de medio punto y sobre ménsula o pinjantes; cuatro columnas iguales que sostienen dos arcos trilobulados y otro central polilobulado, abre la escalera imperial de dos idas y una vuelta. Un peldañeado completo de mármol; termina la vuelta en otra puerta de medio punto, y en el segundo piso se cierra el hueco de escalera con ventanales de madera y cristal y barandilla de hierro forjado. El intradós rampante del tramo de vuelta se llena de yeserías; y en el fondo un arco ojival abre bajo el rellano. En los extremos de la escalera, se presenta dos puertas de acceso al jardín.
Tanto el bajo como el alto se abren al jardín con unas espléndidas galerías belvederes. Abajo danzan tres y arriba cuatro arcos sobre columnas marmóreas. En ambos pisos las alas laterales contienen cinco habitaciones, las de la derecha dan a la bodega y las de la izquierda al callejón
En el piso superior, las galerías de acceso a la habitaciones se asoman al ojo de patio a través de una barandilla -igual que la de la escalera-, en cambio carece de cristalado. Dando a la calle y a lo largo de toda la crujía frontal se sitúa el gran salón -hoy oficinas-. Que en el bajo se distribuye en la cancela central y dos habitaciones a los extremos
En 1926 se coloca una lápida marmórea, recordando a D. Juan Ñudi, quizás la más bella del lapidario parietal de Sanlúcar. El marco compuesto de tres molduras diferentes que se alternan en blanco y verde. Su centro blanco inscrito en bajo relieve verde se bordea con cuatro escudos: en el centro y sobre las cuatro molduras una cartela con el blasón de España; en el ángulo superior derecho el de Sanlúcar y en el del izquierdo el de la familia Ñudi, ambos dentro de un tondo; y en el centro de la primera moldura otro tondo con el escudo de la artillería. Su autor, el marmolista catalán Joaquín Borrell Lafitte.
B. HISTORIA DE LA CASA Y SUS MORADORES.
1. Hasta 1858: La Cave
2. De 1858 a 1890: Dª Cristina González-Barriga.
3. 1890 a 1956: D. Cayetano Ñudi.
4. De 1956 a la actualidad: Ayuntamiento y Hacienda.
4.1. Instituto Laboral.
4.2. Biblioteca Municipal, Multi-usos y Sede del Orfeón Santa Cecilia.
4.3. Hacienda.
1. Hasta 1858: La Cave .
Esta familia vino desde Navarrens (Francia) a Cádiz en el siglo XVIII. Una rama permaneció allí distinguiendose por la anexión del apellido: Lacave. Pedro Lacave antes de morir en 1850 se había asociado con el francés Pablo Etchecopar en negocios de vino y consignación de buques. También en Sanlúcar tiene “La Cave y Etchecopar” sucursal allá por 1858 en la calle Sº Domingo 191.
Y otra se asentó en Sanlúcar en 1789 con Juan Bautista La Cave Ibarey, dedicado también al negocio de vinos. Su hijo adquirió esta casa y mitad de bodega, y en la testamentaría la dejó a tres (José, Juan Luis y Eduardo)de los nueve hermanos La Cave Domínguez (Juana, Pelegrina, Magdalena, Adolfo, Guillermo y Camilo) . Cada uno entroncado con militar, político y bodegueros.
2. De 1858 a 1890: Dª Cristina González-Barriga, la Gran Viuda.
José María La Cave en 1840 había desempeñado la Alcaldía con los moderados en el poder. Murió en 1858 dejando viuda a Cristina González-Barriga del Río (1835-1896) y dos hijos.
La Gran Viuda, pues tuvo tres marido y a los tres hipotecó, proyectó hacerse “la casa fuerte” que hoy conocemos; llamada popularmente “Palacio de La Cave” Al año de morir el marido, al que pertenecía la mitad de la casa, permutó la otra mitad a su cuñado Juan Luis por otra casa en c/ S. Juan. En 1860, a su cuñado Eduardo permuta la bodega por otra casa en la Puerta de Jerez esquina S. Agustín (propiedad de su primer marido).
Entretanto Dª Cristina había contraído segundo matrimonio con Benito Rodríguez Roldán . Y comienzan a reconstruir la casa. Una marmolería sin igual: columnas blancas y verdes, solería, escalera y zócalos; enrejados de moldes de dos tipos de dibujos, carpintería lujosa y detallista, flores y árboles para el jardín, etc. En 1862 ha sido concluida la casa, suponemos que con el visto bueno previo del arquitecto municipal Fernando Gómez Cornejo.
Su segundo marido soporta la hipoteca de la casa, ya que los gastos son copiosos; y disfruta siete años del sueño de su mujer. Al que adorna el honor de ser comendador de la Real Orden de Carlos III (1863).
Viuda de nuevo, le queda adjudicada la casa que ya tiene un valor de 494.291 reales . Casi ha multiplicado por diez el precio de la casa y además ha redimido los tres capitales de censo que la cargaban. Y tres hijas más .
Recién muerto D. Benito, nuevas nupcias de la viuda, treinta y pocos años, casa con un viudo que lleva al matrimonio dos hijos. Es abogado José Puerto y Morga, ejerce de Fiscal y procede de Alcalá de Guadaira. Pues también le toca cancelar hipoteca sobre la casa, realizada por el anterior marido. Ya en 1885, el tercer marido ha redimido otros cuatro censos y cancelado totalmente la hipoteca, al año morirá dejando a la viuda con dos hijo más .
Una vida social ajetreada lleva Dª Cristina, que en el siglo se asocia al Gobierno de la Casa con sus empleados (casa de la ciudad, casa de campo; recreo de el “Picacho”y huerta de la “Arboledilla”...).
Y a la práctica religiosa. Todavía en 1883 preside la Junta Protectora de Maternidad y Expósitos, que depende del Ayuntamiento. Nada más y nada menos que interviene en la Casa de Expósitos de la calle Eguilaz, en el Hospital de S. Diego y en el de la Misericordia, en la Hermandad de la Santa Caridad y en la Hospitalidad Domiciliaria de la Hermandad de S. Pedro y Pan de los Pobres. Todas estas instituciones con el régimen liberal dejan de pesar sobre la Iglesia y recaen en la Beneficencia Pública. Tan inmensa tarea sólo puede llevarse a cabo en asociación: 24 damas voluntarias de la crema y nata sanluqueña (de diferentes edades y estado), alguna de ella esposa de médico, farmacéutico que dirigen aquellas entidades. Y la Protectora, casi nada, S. M. la Reina María Cristina.
Esta Junta y su siguiente generación serán el embrión de la Conferencia de S. Vicente de Paul, de la Gota de Leche y de la Rifa de los Pobres y otras. Son y serán las lectoras del Año Cristiano de Croisset y de libros piadosos, consumidoras de Bulas, rezadoras de mortuorias, propietarias de reclinatorios, Camareras de Hermandades, miembros de la Asociación de Hijas de María o de la Archicofradía de las Benditas Ánimas en la O; con Carta de esclavitud del Santísimo o de la Virgen en sus diferentes advocaciones; parroquianas de Misa diaria, algunas con Oratorio en casa donde pueden celebrar - ciertos días del año- Misa .
Esta generación gozó el olor de santidad. El capuchino P. Esteban de Adoain (1808-1880), que tras misionar por Europa y América para la salvación de las almas, propagando al tiempo la devoción a la Divina Pastora, culminó su apostolado en las Misiones de Sanlúcar. En el atrio de la iglesia conventual, yace.
Y desde 1868, fue gobernada espiritualmente con sabiduría por el Arcipreste D. Francisco Rubio Contreras (+1908), ayudado por un numeroso presbiterado.
Un retrato de familia manifiesta el esplendor de esta casa. Toda los parientes de la Gran Viuda, y ella misma flanqueando con uno de sus maridos (suponemos que el tercero) la pintura de un niño pequeño ya muerto. Las enjutas de los arcos lobulados pintadas con motivos florales. Y un lujoso mobiliario: tres lamparas : dos de bombas de cristal y la central de porcelana; un juego de sillas y sillones del mismo estilo, dos pianos, dos mesas portátiles de juego y de café; y una espléndida mesa completamente labrada desde los pies a la tapa ; tres maceteros, una butaca de enea.
La tres veces viuda, Dª Cristina, sufrirá el embargo de su casa y de otras siete. Con cincuenta años le queda la pensión de su marido (+1886) que había alcanzado ser Magistrado e la Audiencia de Sevilla, y 23.242 ptas. parte de las 461.165 pts de la testamentaría. Se queda con la casa valorada en 23.572, casi la parte que le correspondía en la partición.
Treinta y dos años señoreando su casa, tras cancelar el embargo, termina por venderla a Cayetano Ñudi y Díaz de la Concha por 40.000 pts, la mitad al contado (de donde saldría el desembargo).
Pensionista y roto su sueño, muer en una casa normal de la c/ Sº Domingo 33, de ictericia diabética. Seguro que hasta su último año de 1896, seguiría tejiendo caridades. Y aún deja en herencia algunas propiedades.
3. 1890 a 1956: Casa de Ñudi. Concepción Ñudi, la Noble Mendiga.
Historia paralela la de la casa y sus moradores a la anterior. Durante sesenta y un años es habitada por dos generaciones de la familia Ñudi. El abuelo del nuevo propietario era Cayetano Gnudi Sgarzi procedía de Bolonia (Italia) y dejando atrás Cádiz, se casó en 1815 con Dolores Gil de Ledesma, descendiente de Cargador a Yndias, noble; con casa solariega- bodega en la calle Carmen esquina al Carril; terrateniente de los pagos de “La Galera”, “Del Señor”, Pastrana y Ledesma; y panteón en la Iglesia de Santo Domingo las cuales podemos contemplar hoy.
Cayetano Ñudi Díaz de la Concha (1858-1931) se mudaba de su casa de la calle Sº Domingo 28 a S. Juan 29 y 31 con su mujer María Rosa Ruiz de Somavía Terán (1861-1921), y varios hijos. Aquí otros tantos nacieron, hasta sumar una veintena. Personificación del caballero cristiana. Como su familia, se dedicó al negocio de viña y vino; en 1903 cuentan sus bodegas con 1.400 vasijas y varias marcas comerciales . Ejerce la política, siendo Teniente de Alcalde en 1872 y 1910; y asume la última Alcaldía de la Dictadura de Primo de Rivera. Pero en el 88 carece de carruaje matriculado; además ejerce de Contador-Interventor municipal (1920). Su esposa al morir deja la casa de S. Juan a sus nueve hijos supervivientes .
También la familia Terán, (Juan Antonio Terán y Mier) compró a Río Andriot la finca del Picacho y la mantuvo breve tiempo, hasta que es comprada en subasta por las Pastoras.
Sus hijos -así como sus sobrinos - recibieron una educación esmeradísima y cristiana tanto, en el hogar como en el Colegio de las Pastoras, acabado de fundar por el Beato Faustino Míguez (1885), escolapio. Los varones hecha la primera comunión iban a los Escolapios (1868) para empezar el grado elemental y proseguir el superior, y ellas continuaban en el mismo Colegio. A partir de 1895 cuando se abre el Colegio fundado pos las González Hontoria o Compañía de María, las Pastoras tendrán que compartir la enseñanza de párvulos y la elemental. Curiosamente Asunción González había estudiado con aquéllas.
Aunque los padres de alumnos preferirían el centro más cercano, los descendientes de la casa Gil de Ledesma se mantuvieron fieles a las calasancias.
Concepción Ñudi Ruiz de Somavia, la mayor de sus hermanos, obtuvo sobresaliente en 1896, estando en la primera clase. Tenía treinta compañeras con diferencias de hasta tres años de edad, entre ellas su hermana Rosa; y en párvulos sus hermanos Pepe (1885-1945) y Cayetano. Recibió clases de la Hermana Angeles de Jesús, maestra, fundadora y superiora del Colegio.
Entonces las Pastoras tenían sede en la calle S. Jorge y sucursales en la calle S. Nicolás y en el Barrio Alto , hasta 1902 que se trasladan al Picacho. Su altura pedagógica era pareja a otros colegios de capitales. Su aprendizaje se deduce de la Ley de Educación de 1857 y por supuesto de las Reglas del Colegio de 1897.
Concepción se formó en la Piedad ( oraciones y prácticas religiosa diarias, festivas y anuales); y en Letras ; que a lo largo de su vida aplicará en su conciencia y en su docencia:
-Lectura de impresos y manuscritos en prosa y verso.
-Doctrina cristiana en toda su extensión.
-Costuras y labores con sus aplicaciones.
-Gramática castellana con su análisis lexicológico.
-Aritmética y Álgebra completa y aplicadas a la contabilidad y el comercio.
-Geometría General y aplicada a las labores.
-Religión y Moral extensas.
-Historia de España con ejercicios prácticos.
-Labores propiamente dichas con su teoría.
-Higiene y economía domésticas.
-Urbanidad.
-Historia universal.
-Nociones de Física General y Terrestre.
-Nociones de Química General y aplicada a las necesidades domésticas.
-Nociones de Historia Natural teórica e intuitiva.
-Fisiología y Anatomía humana.
-Elementos de Retórica y Poética.
-Elementos de Sicología, Lógica y Ética.
Y también tenían las optativas de “Adorno”: Solfeo, Piano, Dibujo e Idiomas.
El colegio se nutría igualmente de internas que además de las anteriores materias añadían las propias de un internado; y desde luego de las gratuitas, cuya enseñanza era más reducida y práctica, y en cualquier caso eran la finalidad del centro.
El método calasancio y en palabras del Beato Míguez, que escribió varios libros de texto: sencillo, eficaz y breve y el recomendado por los mejores expertos. Exámenes el 15 de Junio y de Diciembre con Tribunal. Premios y castigos. Horario de mañana y tarde (9.30 a 12.30 y de 14 a 17.30), de seis y media hora. Y abundante material escolar.
Desde niña participó con sus familiares, amigas y compañeras de colegio en la Conferencia de Paul. Esta asociación organizaba en 1908 una “Velada” para los Pobres en el Colegio de los P. P. Escolapios. “A las nueve en punto de la noche del sábado 29 de Agosto..”. Escenificaban los temas tocados por un sexteto de aficionados. En el “Cuadro 8º: Escuela de Vestales”, intervenían las señoritas. Ana Gibaja, Concepción Ñudi, Mª Rosa Bonmati, Isabel Gibaja, Ana Vergara, Mercedes L. Spínola, Ana Mendicuti, Joaquina Hontoria, Luisa Otaola y Victoria Mendicuti.
Eran los tiempos de un cristianismo militante: las Celadoras del Corazón de Jesús y del Apostolado de la Oración. En su “Reglamento”indica respecto a la organización: “Se repartirán por barrios de la población en que residen, y trabajarán por alistar en la Santa Alianza a todos aquellos en cuyo corazón brille siquiera una centellita de amor a Jesucristo y a su Iglesia. Según el fervor de cada una, les propondrá simultáneamente o sucesivamente estas tres prácticas, que forman los tres grados del Apostolado: es decir, el Apostolado mismo y sus dos principales medios de organización o sean, la ofrenda a María Santísima y la Comunión reparadora.... se da a cada, una cédula de agregación... . Reuniones cada quince días, impresión de hojita mensual de intenciones, etc...y mucha oración. Los hombres formaban la Archicofradía de la Guardia de Honor del Sagrado Corazón de Jesús. También ellas podían formar parte de la Obra de las tres Marías de los Sagrarios -Calvarios -conocidas como “las Marías”- para acompañar a los Sagrarios; fundada por el Beato Manuel González -veraneante asiduo en Sanlúcar- .
Paralelamente a los Jubileos y Peregrinaciones de la nueva burguesía, la gente corriente llevaba una práctica religiosa sencilla: devociones populares, uso del escapulario del Carmen y de hábitos de vestir por una promesa; sin la menor duda, también comprometidas en los movimientos y peregrinaciones obreras católica. Y casi siempre se procuraba crear puentes entre las diferentes clases sociales, para dar unidad a la comunidad católica .
Los primeros años del siglo XX fueron de un activo movimiento de Asambleas y Congresos y de un asociacionismo tanto religioso, como civil (de gremios, sociedades mercantiles, casinos, clubs y de militancia en partidos políticos. Tenía peso en la ciudad la “Asociación Protectora de las Escuelas Católicas de Bonanza”, la del Patronato de los Buenos Libros, de Buenas Lecturas” (articulado mediante las librerías religiosas y católicas; o de Asociación Católica de Padres de Familia y Amigos de la Enseñanza. Y sin olvidar a la Acción Católica.
No todo era piedad en la alta sociedad sanluqueña. Las jóvenes se divertían con la música, los bailes, las visitas, la moda (revista La Mujer Elegante). Y ambos sexos disfrutaban de los Juegos Florales: reina y damas, más Literatura. En Agosto de 1920, gobernaba el Municipio Leopoldo del Prado con reciedumbre castellana y con Maura por líder del Partido Conservador. El equipo de gobierno estaba conformado por Vidal Gutíerrez Díez, José López Ballesteros, José Sánchez Castellano, Antonio de Caso, Hermenegildo Díez Santiago; y los jóvenes (de 30 a 40 años)Juan Argüeso González, José Ñudi R. Somavía (1885-1945), Luis Cardoso y Manuel Barbadillo Rodríguez. Todos tenían amistad o parentesco con el Alcalde. Probablemente la Comisión de Festejos o un Jurado elegiría a la Reina y Corte. Reinó Mercedes L-Spínola y entre sus dama Carmen Ñudi; ambas de familia conservadora y piadosísima.
Se presentaron al certamen literario varias obras firmadas con lema, y plica. Loaron a la manzanilla dos autores, jugando al verso con las marcas de manzanilla. Uno versificaba así: Es costumbre, que al que nace / en la tierra sanluqueña / cuando los padres convienen / en que católico sea, / antes de llevarlo en coche / a bautizarlo en la Iglesia, / se bautiza en cada casa / con manzanilla añeja /..../ Quien le guste el bello sexo, / que beba AURORA Y CARMELA, / EVA, CRISTINA Y ROSITA, / CONSOLACIÓN Y RAINERA, /... No obtuvo premio el autor: Alfonso Ambrosy. Otro rimaba: Al son de dulce armonía, / que mi cítara remeda, / grato saludo le envía / la cuna de la hidalguía, Sanlúcar de Barrameda. /... / Místicos y santurrones, / excitados por Rosita, /con gambas y boquerones, / sufrirán indigestiones, / si no los purga La Guita /...
Seguro que descartado por liberal (del Partido de Joaquín Díaz), y ofensivo para la reina y su amiga. Pues de los viejos robles de Ñudi salían la manzanilla Rosita, 40 HP y Gurugú. La autoría era de José Rodríguez Ramiro.
Al final ganó el presbítero José E. Lagomazzini Francsón con los poemas religiosos de “Los nocturnos de un poeta. Fantasía musical. Para el piano de la Reina de la Fiesta” (lema, “Mientras el odio ruge la fe canta”); y Manuel Barrios Macero con “Loa a la mujer andaluza” obtuvo la Copa de Plata ofrecida por el maurista Conde de los Andes .
Volviendo a Concepción Ñudi, virtuosísima en piedad y arte, santa sin altar, y para recordarla el día Omnium Sanctorum. Tuvo su espejo en el ideal de las profesoras calasancias: gravedad, silencio, humildad, prudencia, sabiduría, paciencia, mesura, mansedumbre, ascendiente, discernimiento, celo, etc. Y sobre todo siempre conforme con la voluntad de Dios, en la riqueza o en la pobreza, en la gracia o en la desgracia; pero con alegría. Hasta en el amor recibió un duro embate.
Sufrió la desaparición de su hermano en Juan (destinado en Melilla) - y en noviembre la muerte su madre-.
1921.07.00. Desastre de Annual. Comandante General de Melilla: Manuel Sivestre.
1921.10.00. Reconquista. Toma del “Gurugú” (Pico de Mardu). La esperanza se hospeda en casa de Ñudi: manzanilla Gurugú; y alegría: manzanilla 40 HP (Horse-Power, caballos de potencia de un vehículo, muchos para estos años).
El Ayuntamiento nombró Hijo Predilecto (1921) y quiso recordarle con una lápida en la fachada de la casa tres años después: En esta casa nació / el heroico Teniente de Artillería / D. Juan Ñudi Ruiz de Somavía / bizarro defensor de Yebel-Uddia / cuando la campaña de 1921. / Homenaje de la Ciudad a su hijo glorioso. / 1926, Junio 24. También en la Guerra de África (fruto de un imperialismo sólo de prestigio) dieron la vida sus primos José y Francisco Delgado Ñudi, (hijos de Joaquín Delgado) .
A raíz de la desaparición de su hermano Juan (destinado en Melilla), vive un asunto delicado, “unas gestiones amistosas” que acaban en un pleito . Se trata de la división de una bodega emblemática que comparten en 1925 sus hermanos menores y sus primos los herederos de José Delgado Zuleta (más negociante que marino).
Eran los años de la crisis económica mundial.
A pesar de todo sigue luchando, y entregándose con largueza a las obras de caridad. Junto a su equipo de señoras, y gracias a la amistad con los Infantes de Orleans, patrón junto al Ayuntamiento y la Diputación; se inaugura en el 1929, el día de la Virgen de la Caridad, la “Rifa de los Pobres” . Desvelo de “tía” Concepción hasta su muerte, en que se cerró el bello pabellón de la Calzada. Todos los veranos y con un sol de justicia, a las tres de la tarde ya estaba en la Rifa, preparando la exposición de regalos, las papeleta, etc. Una vez abierta la Rifa hasta las tantas de la noche, invocaba al Cielo para que se vendieran papeletas, y se vendían. Allí se hablaba con finura de lo divino y humano. Concepción y Mercedes, dos Señoras de su Ánimo, discutían a veces a causa de sus ideales políticos, la primera falangista y la segunda requeté; al punto que Dª Pura exclamaba “por Dios Mercedes, serénate”. La constelación de la Conferencia de S. Vicente la formaban Pura Vila, Rosario Delgado, Ana Andrade, las Colom, Pilar Pardo, Rosarito Ochoa, las Delgado, etc.
Siempre pidiendo para los pobres, Concepción aprovechaba las temporadas de Carreras de Caballos para alargar su mano mendicante y munificadora: hija dócil de S. Vicente de Paul .
En 1951 sale de la casa de S. Juan, tras venderla al Ayuntamiento. Soportó con nobleza dos mudanzas más, ya en su vejez. Y en soledad, pues había sobrevivido a sus hermanos; sin embargo cargada de amistades y admiradores, y siempre al amparo de su sobrina.
Profesora de pintura, dibujo, de bordado con Taller , restauradora de antigüedades. Siempre generosa, al punto de hacérsele difícil cobrar a sus alumnas.
Hasta 1960 fue militante de las “Marías” (fundada aquí en 1910) con el fin de visitar los Sagrarios, del mencionado Beato Manuel González, que pasaba temporadas en casa (llamada de broma EL Vaticano) de su Presidenta sanluqueña, la nonagenaria, Pura Vila Vda. de Spínola. Igualmente pertenecían a esta Asociación sus hermanas Lola y Rosa, como su sobrina Mª Rosa Ñudi de Gutiérrez; sus primas, y grandes amigas: Emilia Barrero Viuda de Hidalgo, Carmen Héctor de Pérez Barbadillo, y Mercedes L-Spínola; encabezando el grupo la Infanta de España, Princesa de Gran Bretaña, Princesa de Sajonia-Coburgo-Gotha, de la Casa Imperial de los Romanoff: Dª Beatriz. Todas lectoras del Granito de Arena.
Reconocida su bondad por todas las clases sociales, la ciudad le rindió un Homenaje, imponiéndole la Medalla del Trabajo; representada por el Alcalde Juan Garat [70-75]. Un emotiva Eucaristía en la Parroquia de Santo Domingo y un banquete en el restaurante “Casa Bigote”. Con este revuelo, perdió su alfiler predilecto; este llevaba inscrito con piedras preciosa el nombre de Cayetano, su querido padre, abuelo y bisabuelo; y no perdió la serenidad, al poco tiempo apareció en el templo. Seguro que rezaría su tan repetida Jaculatoria: San Cayetano bendito, Padre de la Providencia, pídele a Dios, que no falte en esta casa, su asistencia. Ya en el festejo y con el alfiler en la solapa, sus amistades le improvisaron una cancioncilla cariñosa. Como su prima y amiga Rosario Delgado (“Tiate”, en el 63) y por supuesto asistente, recibió los honores por su buena sembradura.
Agraciada de cara, “recortadita de cuerpo”, de pasito menudo y andariega, generosa; así la recuerdo en mi niñez, y a ella besábamos cuando íbamos a la Rifa. Calzada de olor y canto de grillo, de albero y juegos infantiles...
Ella, anciana, cuando daba alguna cabezadita en Misa, decía humildemente que no había nada mejor que el perro durmiese a los pies de su Amo. Concepción, Concha, Conchita, Conchilla o la señorita Concepción se despidió de la vida en la calle de la Capillita, y reposan sus resto en el Panteón de los Terán y Mier (17 de Mayo, 1979).